Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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100321
Legislatura: 1893
Sesión: 28 de Junio de 1894
Cámara: Senado
Discurso / Réplica: Réplica
Número y páginas del Diario de Sesiones: 159, 2460 (bis)
Tema: Fuerzas navales para el año 1894-95

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene S. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Para decir al Sr. Marqués de Aguilar de Campoo que no tengo duda ninguna de que el señor Ministro de Marina aceptará la interpelación, y que si S. S. tiene esa prisa en tratar el asunto, ni yo por mi parte, ni el Gobierno, tenemos reparo ninguno en que S. S. la explane en el acto; porque, aparte de que le contestaremos como podamos, llamaría al Sr. Ministro de Marina para que contestase a S. S. Si todo lo que S. S. deseaba era hablar de marina, puede hacerlo cuando guste desde ahora mismo, y no me parece que S. S. tiene motivo bastante para haberse expresado en los términos duros en que lo ha hecho respecto del que ayer presidía la Cámara, porque ya anteayer se trataba no solo de las fuerzas de tierra, sino también de las fuerzas de mar, y sabido es que era necesario aprobar los proyectos que a ellas se refieren para no quedar un solo día fuera de la ley.

El proyecto de las fuerzas navales, como el proyecto de las fuerzas de tierra, estaba pendiente de discusión y tenían que ser promulgados el día 30; estábamos ayer a 27, mañana es día festivo; pues si no se aprobaban ayer los dos proyectos de ley, era muy difícil que se sancionaran y se pudieran publicar pasado mañana, como hay que publicarlos. En este sentido, pues, se creyó que la prórroga de la sesión tenía por objeto discutir los proyectos de las fuerzas de mar y de tierra porque no había motivo para considerar urgente uno de ellos sin considerar urgente también el otro.

Así es que, creyendo que había de durar poco la discusión, atendiendo a las consideraciones que los Sres. Senadores tenían en cuenta para no interrumpirla o dilatarla, se entró en la discusión del proyecto relativo a las fuerzas de tierra, suspendiendo otro debate importantísimo, y es más, basta interrumpiendo el discurso que acerca de otra materia estaba pronunciando un Sr. Senador.

También el señor general Azcárraga tuvo la consideración de acortar su discurso, de dejar una porción de indicaciones y observaciones sobre organización, sobre movilización del ejército y sobre otras muchas cosas, para mejor ocasión, porque no era posible variar el proyecto de ley que estaba sometido a discusión y era realmente inútil para ese proyecto de ley todo debate, y el mismo señor general Azcárraga convino en dejar para otro momento las observaciones que tenía que hacer e interrumpió su discurso sin reparo ninguno, habiéndole empezado muy tarde.

Concluido lo referente al proyecto de las fuerzas de tierra, como el de las fuerzas de mar era tan urgente como aquél, se puso a discusión. Yo no sé si S. S. estaba aquí o no entonces; pero ya sabe S. S. que el proyecto urgía, que era de todo punto necesario discutirlo ayer, para aprobarlo definitivamente hoy y que fuera a la sanción a su debido tiempo.

Este fue el objeto que la Mesa se propuso, creyendo que cuando un Sr. Senador tiene pedida la palabra acerca de un proyecto para cuya discusión apenas quedaba otro día que el de ayer y ese Sr. Senador no estaba, podía creer, digo, que, renunciaba a la palabra, sin perjuicio de hacer las indicaciones que tuviera por conveniente respecto de la organización de la marina en otra ocasión. Supongo yo que el señor Marqués de Aguilar de Campoo no quería modificar el proyecto y procurar que hubiera necesidad de nombrar Comisión mixta, para lo cual no había tiempo y si no pretendía eso, ¿qué le importa a S. S. hacer las observaciones ayer con motivo del proyecto, teniéndolas que hacer mal por la premura del tiempo, porque no había espacio para discutir, o hacerlo en otra ocasión, tomándose todo el tiempo que juzgase necesario? De manera que no hay nada perdido para el Sr. Marqués de Aguilar de Campoo, ni se lastima su derecho, que queda íntegro, para que haga respecto de las fuerzas de marina las observaciones que crea oportunas, y al Gobierno no le ha procurado la situación difícil en que se encontraría de no ser promulgado ese proyecto de ley a su debido tiempo.

Ésta es la explicación que tiene lo sucedido ayer, que ha pasado muchas veces, sin que haya dado lugar a incomodidad tan grande como la que siente S. S., porque no parece sino que la Mesa procedió de esa suerte por molestar a S. S., y eso no puede haber ocurrido.

Yo aseguro al Sr. Marqués de Aguilar de Campoo que el Sr. Ministro de Marina contestará a su interpelación cuando S. S. tenga por conveniente explanarla con mayor espacio de tiempo.

Dice S. S. que protesta para que no sirva de precedente; este caso no puede servir de precedente nunca, a no ser en casos y circunstancias parecidos a los de ayer.

No tengo más que decir, sino pedir al Sr. Marqués de Aquilar de Campoo que serene un poco su excitado ánimo y que no trate a compañeros suyos, y menos a un Sr. Vicepresidente, con la dureza con que se ha servido tratarle.



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